Hace unos días Wired publicó un artículo de Clive Thompson acerca del poder del pensamiento visual, una breve reflexión acerca de la naturaleza profundamente logocéntrica de nuestra cultura y de la necesidad de reivindicar lo visual, de poner en valor los esquemas gráficos y el dibujo.
Creo que es evidente que la evolución de la tecnología camina ya en esa dirección. Sin ir más lejos, una de las mayores virtudes que podemos citar del iPAD no es tanto lo que permite hacer como el camino que ha definido para la evolución de las interfaces de usuario de los dispositivos digitales. Y es que la introducción del componente táctil va a reformular nuestro modo de visualizar las imágenes, modificando por completo nuestra manera de producirlas. En cierto modo, lo táctil reviste un carácter lúdico que resulta sorprendentemente eficaz a la hora de procesar la información y que ha demostrado ser imprescindible en los procesos de aprendizaje; nos gusta poder manipular, literalmente, los contenidos, y en una interfaz de estas características la imagen alcanza la maleabilidad que le hemos atribuido desde que es digital, esto es, desde que ha dejado de estar irremisiblemente vinculada a un soporte físico, a una forma concreta de darse.
No hay duda de que el futuro de las interfaces de usuario pasa por permitirnos "traducir" visualmente determinadas asociaciones o esquemas mentales, imposibles de reducir al discurso lingüístico. A estas alturas, estamos más cerca de lo que parece de esa suerte de Exposé "a lo bestia" de Minority Report, y empezamos a desligarnos del todavía imprescindible binomio teclado-ratón.
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