miércoles, 29 de junio de 2011

Las comparaciones son odiosas

<<Los derechos de autor deben ser una herramienta que favorezca que los creadores y otros profesionales de la cultura puedan vivir dignamente de su trabajo al tiempo que se facilita el acceso y se promueve la creatividad. Por otra parte, cierta "cultura de la gratuidad" de los productos culturales puede llevar asociada su desvalorización y la dificultad para desarrollar la propia creación y producción cultural, queremos llamar la atención sobre la amenaza de desvalorización de la cultura>>.
<<El diálogo intercultural, la permeabilidad o la hibridación pueden resultar de gran riqueza para nuestro desarrollo cultural. Pero deberemos asegurar que esas relaciones operen como intercambios, como préstamos que añaden valor, y no como contactos que reducen nuestra riqueza cultural y su valor para la ciudadanía. [...] La cultura propia opera como una estrategia para que nuestros puntos de vista peculiares y nuestros intereses -no tanto en el sentido intelectual como en el material- sean tenidos en cuenta en el mundo global. Singularizar y difundir la marca cultura gallega es un activo estimable para toda la sociedad gallega, un valor añadido del que disponemos como país>>.
<<Esta es la situación que corresponde a una sociedad de masas fuertemente terciarizada, en la que las actividades de intermediación cultural son esenciales para garantizar la cohesión social, reforzar la identidad colectiva y proyectar una imagen específica hacia el exterior>>
<<Las administraciones públicas y el conjunto de la sociedad deben apreciar la cultura en cuanto sector económico con un tamaño importante en términos de empleo, contribución al PIB y generación de valor añadido, por lo que debe disponer de un trato equivalente a otros sectores económicos>>.
Reflexión estratéxica sobre a cultura galega. Consello da Cultura Galega, 2011.*

<<Pensar en la economía de la cultura como los beneficios obtenidos por la explotación de los derechos de autor conduce a una concepción miope tanto de la cultura como de la economía. [...] Es necesario ser conscientes de la pluralidad de valores que pueden emerger de la cultura y pensar en modelos de producción capaces de potenciar este hecho>>.
<<...estimamos oportuno preguntarnos si la construcción de la identidad nacional a través de la cultura no es también un argumento instrumental>>.

<<... argumentaremos que las industrias creativo-culturales tienden a exacerbar los desequilibrios al concurrir en dinámicas propias del mercado y que es necesario replantear la asunción de que el crecimiento económico implica de forma directa un desarrollo en lo social y lo cultural>>
<<... de forma creciente las políticas que regulan la cultura no son políticas culturales sino políticas económicas. La cultura, desde una óptica neoliberal, se valora por su capacidad de producir beneficios económicos. [...] Esta situación favorece que en ocasiones los objetivos económicos y los culturales se confundan, que políticas diseñadas con fines económicos terminen por legislar la cultura y que sean intereses ajenos a la cultura los que dicten tendencias, normas y formas de funcionamiento>>
Nuevas economías de la cultura. Parte 1. Tensiones entre lo económico y lo cultural en las industrias creativas. YProductions, 2011.

* Las negritas son mías.

lunes, 27 de junio de 2011

Burocultura

Hemos dedicado más de una entrada en el blog a señalar las contradicciones inherentes al concepto de industria cultural, recordando los perjuicios derivados tanto de su comprensión economicista de la cultura como de su incapacidad para promover y poner en valor las expresiones culturales ajenas a la lógica de distribución mercantil-mass-mediática.

Sería bueno, no obstante, completar estas ideas con el análisis de una realidad menos discutida pero igualmente problemática. Me refiero a la necesidad de evaluar el trabajo desarrollado por las entidades culturales públicas en todas sus formas.

Desde hace décadas, uno de los grandes caballos de batalla del sector cultural es la creación y consolidación de estructuras total o parcialmente financiadas con dinero público, pero (teóricamente) independientes del poder político. Una reivindicación que puede ser resumida en una palabra: autonomía.

El problema es que la autonomía no es buena per se. Es una condición, no una garantía, y no sirve de mucho cuando se dedica a la perpetuación de ciertos vicios como la endogamia o el clientelismo.  Es necesario disponer mecanismos de gestión y control adecuados para materializar en proyectos tangibles las promesas redentoras que atiborran los discursos sobre la emancipación de la esfera cultural. Y son necesarios un objetivo y un modelo (necesariamente políticos). Porque de lo que se trata es de evitar que las fuentes de financiación determinen las decisiones, y esto es algo mucho más fácil de decir que de hacer.

En la actualidad, sin embargo, un estado permanente de indecisión en torno a la gestión cultural y una variopinta nómina de organismos autonómicos dibujan un panorama complejo en nuestro país, una acumulación de apuestas contradictorias cuyo único denominador común es la identificación de la cultura con su visibilidad institucional. En cierto modo, se podría decir que nos movemos en un régimen burocultural, que establece qué debemos y qué no debemos considerar cultura, cómo podemos distribuirla y quién y cómo puede acceder a ella.

Este régimen habla a través de las diferentes instituciones culturales, públicas o privadas, que se estructuran en torno a un mensaje dogmático: nosotros somos la cultura. En función del contexto pueden existir diferentes interpretaciones sobre aquello que tiene cabida en este nosotros, pero nunca sobre el contenido último del mensaje, que convierte la cultura en una suerte de adecuación formal a las pautas establecidas por ciertas estructuras de legitimación.

La burocultura entiende las instituciones no como entidades destinadas a trabajar en el multiforme ámbito de lo cultural, sino como lo cultural en sí mismo. Y éstas, convertidas en fines, terminan por dedicar más recursos y tiempo a desarrollar políticas de expansión y autoconservación que a atender necesidades culturales reales, porque el foco se desplaza desde la creación y el patrimonio hacia un buen número de intermediarios que programan para sí mismos.

Así se entiende que algunos agentes culturales se preocupen más de seguir siendo requeridos por diferentes equipamientos culturales que de favorecer la distribución y el acceso a la cultura. Así se entiende, también, la rapidez con que se montan y desmontan departamentos y comités dedicados a supervisar líneas de actuación que naufragan en un mar de generalidades antes de ser llevadas a cabo.

"Para qué concretar", pensarán, cuando lo importante, la cultura, se identifica con una suma de reglamentaciones, procedimientos e informes. Muchas instituciones dedican más tiempo a celebrar jornadas y congresos que analizan sus propias carencias que a corregirlas; y no pocas solicitan más recursos para ampliar sus infraestructuras y plantillas que para traducir sus investigaciones en programas concretos. Por si fuera poco, cuando cuando consiguen concretarlas nadie se entera, porque tienen notorias dificultades de comunicación. Todo nace y muere en esa jaula de hierro burocrática ajena a la realidad.

En Galicia sufrimos claramente las consecuencias de esta lógica burocultural. La evidencia más reciente de ello es que, en vez de localizar, poner en valor y difundir los innumerables puntos de creación cultural y riqueza patrimonial existentes, se haya optado por construir, en medio de ninguna parte, una Ciudad de la Cultura. Una ciudad que ni es ciudad ni tiene cultura, sino que es, más bien, un nuevo centro de peregrinación constituido en torno al antedicho dogma: yo soy la cultura. De nuevo, la parte por el todo, y los ciudadanos (productores culturales, no olvidemos) obligados a ir a su encuentro.

Irónicamente, quienes se acerquen hasta el faraónico complejo del Gaiás durante las próximas semanas podrán disfrutar de una exposición que es, también, una sugerente metáfora: Typewriter. Se trata de un acercamiento al olvidado mundo de la máquina de escribir -objeto de culto del siglo XIX- desde nuestro digitalizado siglo XXI. Un viaje al pasado, como lo es la visita a esta mole arquitectónica que, sin estar todavía acabada, es ya, por su visión miope y reduccionista de la cultura, plenamente decimonónica.

lunes, 20 de junio de 2011

(Re)pensando la estética relacional

... La “relacionalidad” del movimiento [15m] sucede al nivel de la forma, pero también a un nivel mucho más profundo, el de la relación, la creación de comunidad y pensamiento en torno a una forma que propicia el encuentro y la reunión. En este sentido, las acampadas han constituido el mejor ejemplo de estética relacional. Después de lo que hemos visto este mes, difícilmente podremos volver a clase y explicar la obra de Tiravanija, Hirschhorn, Orozco o cualquier otro artista del canon relacional sin ruborizarnos y dar cuenta de su esterilidad en el mundo real. Y es que lo que ha sucedido deja a los artistas a la altura del betún, y nos hace ver el discurso pseudopolítico del cierto arte avanzado como lo que realmente es, mera pose, puro discurso vacío.

En las calles y en las plazas hemos visto realmente formas de relación. Esto sido el verdadero triunfo de la estética relacional. Y no la deriva bienalista institucionalizada del arte contemporáneo...

Miguel A. Hernández-Navarro, en Visualizar la revolución: baja fidelidad y estéticas relacionales

jueves, 16 de junio de 2011

Más allá del museo como archivo

Domenico Quaranta: ¿Por qué 'unreliable' [poco fiable]? ¿Consideras que hay un método fiable para archivar una obra de net art?

Jon Ippolito: ¡Jaja! No, tienes razón. La palabra "archivo" deriva de la palabra griega "casa de gobierno" -misma raíz que monarquía- y su naturaleza controladora, centralizada, se muestra cada vez menos fiable a la hora de preservar la cultura digital. Sin embargo, estoy trabajando con algunos colaboradores en un modelo completamente distribuido para documentar arte digital y crítica.
[...]

El net art no necesita a los museos actuales. Necesita aquello en lo que los museos se convertirán si superan el reto de adaptarse a las necesidades de una cultura cada vez más conectada.
[...]

Creemos que, en la actualidad, el trabajo más creativo proviene de los laboratorios científicos y el activismo online y que, por el contrario, muchas de las obras de las galerías -pinturas, esculturas, instalaciones- no responden a las tareas que el arte debe acometer en el siglo XXI. Seguro que el libro* cabrea a los comisarios que asumen que Duchamp otorgó a los guardianes del cubo blanco el poder para definir el arte. Pero si Duchamp pudiese reencarnarse, como tú sugieres, me gusta pensar que se echaría unas buenas risas a su costa.

Extracto de la entrevista que Domenico Quaranta realizó a Jon Ippolito allá por 2005. No ha perdido vigencia, como se puede ver. Aparece recogida en In your computer, una selección de textos del propio Quaranta, recientemente publicada, que puedes descargar o comprar aquí.

* El libro al que se refiere Ippolito es At the Edge of Art.

martes, 14 de junio de 2011

De insiders y outsiders

En una reciente entrevista, Dora García rechazó cualquier posible afinidad entre su proyecto para la actual Bienal de Venecia y el que Santiago Sierra presentó, hace ya ocho años, en el mismo escenario: "Aquella era la obra de un insider. Yo hago arte outsider"*. Una declaración demasiado contundente como para no resultar controvertida... Sobre todo cuando compartes espacio, juego y reglas.

En un contexto de hipervisibilidad mediática, la dicotomía insider / outsider tiene algo de rancia. No porque ya no tenga sentido plantear la posibilidad de existir más allá de la legitimidad institucional, sino porque hacerlo en estos términos supone entregarse a un ingenuo maniqueísmo.

Hay demasiados vectores e infinitos puntos de encuentro. La institución ha asimilado casi todas las estrategias y la resistencia (no su resistencia, claro) debe moverse en sus límites. Cultivar lo ambiguo, en detrimento de ese blanco fácil que es lo evidente; escapar -parafraseando al último Foucault- de la disyuntiva 'afuera-adentro', para colocarse en las fronteras.

El siguiente vídeo cuenta la historia de Ztohoven, colectivo artístico que alcanzó notoriedad internacional en 2007 tras conseguir "colar" una explosión nuclear en un programa meteorológico de la televisión checa. La acción reportó a sus miembros, casi simultáneamente, una demanda judicial, una sanción... y un importante premio otorgado por la Galería Nacional Checa.




Las declaraciones del director de esta institución (minuto 35) evidencian la facilidad con que el establishment metaboliza la crítica hasta rentabilizarla: "lo que hemos hecho legitima no sólo al grupo Ztohoven, sino al premio NG 333 y a la Galería Nacional". Imposible decir más con menos.

La cuestión no es, por tanto, estar a uno u otro lado de una hipotética barrera; sino ser capaces de establecer espacios de discontinuidad en los discursos hegemónicos, que contienen su contrario y su crítica, en tanto que tales, además de una amplia nómina de alternancias y heterogeneidades impostadas.

Nadie dijo que fuera una tarea fácil.

* EDITO: Según indica la propia Dora García en los comentarios y por e-mail, la frase que El País le atribuye y que cito en el primer párrafo de esta entrada es incorrecta. Lamento haber iniciado el post basándome en lo que parece ser un ejercicio de ficción periodística, aunque me alegra, en cierto modo, saber que la afirmación no procede de la artista.

Lo peor es que, por lo visto, no se trata de la única tergiversación de la entrevista; ni del único medio que ha "adaptado" las declaraciones de Dora García a su antojo. Es curioso pero, en este contexto, la acción de Ztohoven a propósito de la manipulación mediática está mejor traída que nunca...

viernes, 10 de junio de 2011

Julian Assange por Hans Ulrich Obrist

Es altamente recomendable leer la primera parte de la amplia entrevista que Hans Ulrich Obrist ha realizado a Julian Assange.

Independientemente de la simpatía o rechazo que uno sienta por el fundador de Wikileaks y sus planteamientos, su alergia a lo políticamente correcto siempre es de agradecer.

A continuación, algunos fragmentos (las negritas son mías):

Cypherpunk is a wordplay on Cyberpunk, the latter was always viewed as nonsense by real computer hackers—we were the living Cyberpunks while others were just talking about it, making artistic pastiche on our reality. We viewed the better books as a nice showing of the flag to the general public, but like most causes that are elitist and small, we had contempt for bowdlerized popularizations. We saw that we could change the nature of the relationship between the individual and the state using cryptography. 

[...] Censorship is not only a helpful economic signal; it is always an opportunity, because it reveals a fear of reform. And if an organization is expressing a fear of reform, it is also expressing the fact that it can be reformed.

[...] there is an idea that these great American companies, Facebook and Twitter, gave the Egyptian people this revolution and liberated Egypt. But the most popular guide for the revolutionaries was a document that spread throughout the soccer clubs in Egypt, which themselves were the most significant revolutionary community groups. If you read this document, you see that on the first page it says to be careful not to use Twitter and Facebook as they are being monitored. On the last page: do not use Twitter or Facebook. That is the most popular guide for the Egyptian revolution. And then we see Hillary Clinton trying to say that this was a revolution by Twitter and Facebook.

[...] It was an extremely interesting document, and we sent it to 3,000 people. [...] Why didn’t anyone spend time on this extraordinary document? [...] I think the main factor, however, for those who are not professional writers, and perhaps many who are, is simply that they use their writing to advertise their values as conforming to those of their paper. The aim of most non-professional writers is to take the cheapest possible content that permits them to demonstrate their value of conformity to the widest possible selection of the group that they wish to gain the favor of.


[...] Nadhmi Auchi has interests all over the world. His Luxembourg holding company holds over 200 companies. [...] He was also the principle financier of a man called Tony Rezko, who was one of Obama’s most important fundraisers, for his various pre-presidential campaigns, such as for the Senate. Rezko was also a fundraiser for Rob Blagojevich, the now disgraced Governor of Illinois. Rezko ended up being convicted of corruption in 2008. But in 2008, Barack Obama was involved in a run against Hillary for the presidential nomination, so the media turned their attention to Barack Obama’s fundraisers. And so attention was turned to Tony Rezko, who had been involved in a house purchase for Barack Obama. And attention was then turned to where some of the money for this house purchase might have come from, and attention was then turned to Nadhmi Auchi, who at that time had given Tony Rezko $3.5 million in violation of court conditions. Auchi then instructed Carter-Ruck, a libel firm in the UK, to go after stories mentioning aspects of his 2003 corruption conviction in France. And those stories started to be removed, everywhere. [...] The Guardian pulled three of the stories. The Telegraph pulled one. And there are a number of others. If you go to the former URLs of those stories you get a “page not found.” It does not say that it was removed as the result of a legal threat. As far as we can tell, the story not only ceased to exist, but ceased to have ever have existed. Parts of our intellectual record are disappearing in such a way that we cannot even tell that they have ever existed. [...] This is just the tip of the iceberg. And there are other forms of removal that are less intentional but more pernicious, which can be a simple matter of companies going under along with the digital archives they possess. So we need a way of consistently and accurately naming every piece of human knowledge, in such a way that their name arises out of the knowledge itself, out of its textual, visual, or aural representation, where the name is inextricably coupled to what it actually is. If we have that name, and if we use that name to refer to some information, and someone tries to change the contents, then it is either impossible or completely detectable by anyone using the name. [...] We all now suffer from the privatization of words, a privatization of those fundamental abstractions human beings use to communicate. The way we refer to our common intellectual record is becoming privatized, with different parts of it being soaked up into domain names controlled by private companies, institutions or states.

domingo, 5 de junio de 2011

La caída del muro educativo

Merece la pena dedicar veinte minutos al vídeo de la intervención de Juan Freire en el reciente TEDxUIMP. Un buen repaso a las carencias del sistema educativo y a la necesidad de reemplazar los sistemas tradicionales de transferencia de conocimientos -rígidos y unidireccionales- por auténticos ecosistemas de aprendizaje, que promuevan el pensamiento crítico, la elaboración de itinerarios personalizados y el desarrollo de procesos autónomos de auto-aprendizaje.