Cuando hablar de cultura parece reducirse a barnizar de intelectualidad las miserias del mercado, es bueno recordar lo que se puede hacer trabajando desde la honestidad y al margen del espectáculo.
Pienso en el arte "político" o "socialmente comprometido" y en cómo se exhibe, inmaculado, en los grandes centros de arte contemporáneo. Está tan lejos de la realidad que parece de otro planeta.
Por suerte, me viene a la mente un post memorable de Hernán Casciari. Sonrío. Definitivamente, la nuestra es la era de la utopía limitada.
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